viernes, 22 de octubre de 2010

Incomprensibles quejicas

Gracias a la creadora de La palabra pronunciada, he descubierto el magnífico blog de Antonio Solano, (Re)paso de Lengua, que me está proporcionando agradables ratos de lectura y sobre todo, muy buenas ideas para clase.

Hoy, una de sus entradas me ha hecho replantearme algo que, en mi corta experiencia como profesora, me ha llamado mucho la atención: la cantidad de compañeros que continuamente se quejan de su trabajo. No puedo entender cómo una profesión que, para mí, hace que cada día descubras algo nuevo, te hace sentir vivo, te permite implicarte con las personas, te acerca al mundo y a los jóvenes y en una palabra, te hace feliz, algunos lo sientan como una carga insoportable a sus espaldas.

Pero cada uno, con sus "cadaunadas". Yo pretendo seguir disfrutando de ella hasta el último día. Como lo hizo el que escribió la carta que Antonio recoge, que bien podría haber escrito alguien muy cercano a mí.

Re(paso) de lengua: Lágrimas de cocodrilo

2 comentarios:

  1. He tenido ocasión de trabajar en otros oficios y algunas de las quejas de los docentes me parecen casi indecentes. Está claro que todo se puede mejorar, pero para ello hay que dar el callo y no escurrir el bulto, que a veces parecemos los más sacrificados del universo, cuando somos la envidia de muchos desafortunados.
    Un saludo y gracias por el enlace.
    Antonio Solano

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  2. Totalmente de acuerdo compañeros!!

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