Pero hoy por hoy y a pesar de que, en la última reforma educativa se sitúa como una competencia básica la competencia digital, toda esa labor no está reconocida de ninguna manera. Su esfuerzo solamente obtiene la recompensa de la satisfacción personal y el beneficio que reportan a sus alumnos, pero su tarea es titánica, más, si se tiene en cuenta la realidad con la que se encuentran en los centros: conexión a internet muy deficiente, pocos ordenadores y mal distribuidos, ninguna formación...
Las Administraciones Educativas deben ser consecuentes y considerar oficialmente el trabajo de estos profesores, sus publicaciones en la red y su cualificación en el uso de las nuevas herramientas.
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