martes, 2 de noviembre de 2010

Aprender de los maestros

Al hilo de una acertada nota (como él llama a sus entradas) de Antonio Solano, titulada Pedagogía personal, me ha venido a la mente el que, quizá, sea el mejor consejo pedagógico entre los muchos que he recibido.
Vino de boca de un profesor vocacional que acaba de jubilarse, "amando la enseñanza, con la alegría de haber disfrutado cada día, pero para dejar paso a los jóvenes" y no es otro que mi padre, que tanto me ha enseñado de la vida y de su profesión, ahora también mía.
Según él, hay dos palabras que los docentes nunca debemos olvidar y SIEMPRE debemos entregar a nuestros alumnos: AMOR y HUMOR.
Buena receta para las clases y también para la vida, creo yo.

2 comentarios:

  1. Me alegra servir de nuevo de inspiración. Es importante tener ciertos valores como referencia, sobre todo cuando las cosas van mal y uno pierde el sentido de lo que está haciendo.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. La inspiración no se ha quedado solo en esto. Tienes propuestas magníficas en tu blog.
    Un placer leerte.

    ResponderEliminar