A lo largo de estos meses en los que en televisión se ha hablado mucho sobre el asunto de la "Ley Sinde", yo no he prestado demasiado atención porque la información me parecía siempre bastante confusa.
Ayer, mientras muchos compañeros de la red celebraban en Twitter el fracaso de la ley, estuve leyendo varios blogs y viendo vídeos que me han aclarado bastante las cosas.
Siempre he pensado que los creadores tienen todo el derecho a vivir de su trabajo y entiendo que las descargas de Internet están suponiendo un serio problema para ellos y para la industria que produce contenidos culturales. Pero también tengo claro que los precios que los consumidores debemos pagar por adquirir un cd, dvd, entrada de cine, etc. son abusivos. Se necesita un nuevo modelo de consumo, distinto al actual y adaptado a las condiciones de este mundo 2.0 en el que nos encontramos, que vele por los derechos de los creadores sin interferir en los de los ciudadanos que utilizan las posibilidades de la red.
No tengo ni idea de cuál sería la fórmula adecuada, pero legislaciones como la que el Ministerio de Cultura pretendía aprobar no son la mejor opción. Internet no pertenece a los políticos y la industria, es de todos.
Qué grande este Punset, lo quiero como nuevo ministro de Cultura. Yo, por mi parte, celebré la muerte de la Ley Sinde con un segundo de silencio. RIP RIP ¡HURRA!
ResponderEliminarColega, siempre he dicho que la cultura debe ser asequible, pero no gratis. Entiendo que se deba pagar por ver un museo, una película, leer un libro,ir a un concierto o al teatro, pero nos ha perdido la ambición. Algunos han ganado cantidades indecentes por sus obras, mejores o peores, y ahora se cabrean porque pasan de mano en mano a través de la Red, no como antes, cuando grabábamos discos en cassettes y no pasaba nada. Ahora la diferencia es que en lugar de diez amiguetes puedes dárselo a miles, y claro, son palabras mayores. No sé cuál es la solución, la verdad. Hay películas antiguas ya descatalogadas que sólo se pueden ver a través de internet. ¿De quién es la culpa? ¿Por qué un DVD cuesta más de veinte euros para que se mantenga una industria que podría sobrevivir con la décima parte? ¿Por qué una película que cuesta muchos millones no es ni siquiera buena? ¿Por qué los cantantes no obtienen casi todos sus ingresos de los conciertos, es decir, trabajando, cobrando un precio razonable por la entrada? Demasiadas preguntas para esta fría madrugada de enero...
ResponderEliminarUn abrazo.
Un acierto publicar este video. Hay que dar difusión a estas opiniones
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. Interesantes tus reflexiones de esa madrugada de reyes, Yolanda.
ResponderEliminarCreo que a muchos nos pasa lo mismo: entendemos que los creadores de productos culturales tienen derecho a vivir de su trabajo y es justo que cobren por ello, pero a la vez, vemos claro el abuso que, en muchos casos, se está cometiendo desde hace años y creemos necesaria una solución.
Internet ha transformado nuestro mundo y se hacen necesarios nuevos modelos de comercialización.