lunes, 18 de abril de 2011

El propósito de la educación: ser personas involucradas

Varios docentes han iniciado en la red el proyecto Purpos/ed en España., una iniciativa que, entre otras cosas, propone extender un debate sobre el propósito de la educación. Actualmente, el proyecto se encuentra en su segunda fase: explicar cuál es el propósito de la educación en 500 palabras. Aunque en mi papel de novata me siento pequeña frente a muchos de los que ya han aportado sus reflexiones, quiero colaborar involucrándome en la propuesta, pues si algo me ha enseñado la blogosfera es que todos aprendemos de todos y cualquier aportación es válida. Así que aquí van mis 500 palabras (vaya, ya he usado 100)

¿Cómo poner palabras a algo tan complejo como es la educación? ¿Cómo determinar su propósito? Entre todos, aportando cada uno nuestro granito de arena, como debería ocurrir en los centros educativos.  Para mí, la educación es la base de cualquier sociedad, la herramienta más poderosa que tenemos para desarrollarnos como seres humanos, independientemente y en grupo. Y esos son los dos pilares en los que creo debe centrarse el propósito de los educadores: el individuo y el grupo. 

Yo quiero una educación que le sirva a las personas para abrir puertas al conocimiento, a la inquietud por saber cada día un poco más, a la ilusión por descubrir, al deseo de trabajar el espíritu. El ser humano para crecer como persona necesita cultivarse por dentro, que su intelecto y sus conocimientos vayan creciendo a lo largo de toda su vida, sin abandonar este objetivo en ninguna de sus etapas. A mí me gustaría que los centros educativos promoviesen este sentimiento, que los alumnos fueran empapándose de esta ilusión desde las primeras etapas hasta el final de su vida académica. Y esto no se consigue teniendo a los alumnos sentados, inactivos, escuchando a diferentes profesores durante horas y horas, con la sensación de que lo que están estudiando no les sirve para nada. 

Yo quiero una educación que promueva la conciencia de grupo, que transmita la importancia de convivir en sociedad. Una educación que posibilite el trabajo en equipo, la cooperación, la colaboración y la ayuda. Que enseñe a los alumnos que todos tenemos algo que aportar y que cada persona es importante. Que los alumnos sepan que son parte de un grupo, este mundo nuestro, en el que su papel es fundamental.

En resumen, me gustaría que el propósito de la educación fuese formar PERSONAS: seres que tengan un motor interno (esa ilusión por crecer como individuos), que les permita ser autónomos, capaces de desenvolverse en el mundo y con aptitudes para afrontar las dificultades que se les planteen en la vida. Y al mismo tiempo sean CIUDADANOS SOCIALES: que entiendan lo grandioso que es vivir en sociedad y todo lo bueno que esto conlleva, que sepan respetar y ser tolerantes, que cuiden lo y a los que les rodean, que trabajen involucrados para el beneficio de la realidad en la que se encuentran.

Algo (mucho) habrá que cambiar para lograrlo. Juntos quizá lo consigamos.

2 comentarios:

  1. Si todos los propósitos que se van formulando se juntan y dibujan el camino del cambio, la educación se verá fortalecida.

    Sean bienvenidos granitos de arena así de grandes.

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  2. Gracias por tu comentario, Lu. Siempre es un placer tenerte por aquí.
    Yo estoy convencida de que el cambio está iniciándose. Efectivamente, que todos aportemos nuestro granito de arena puede hacer una montaña enorme que sirva para que la educación se fortalezca.

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